En tiempos de crisis como los que vivimos quienes más acusan sus consecuencias son los que menos tienen. Esto supone en demasiadas ocasiones pasar de una pauperrima supervivencia a no poder sobrevivir. De los fondos de ayuda al desarrollo se detraen partidas para paliar las necesidades de los paises donantes reduc¡endo una ayuda ya de por si escasa.
Sumando esta circunstancia a otras como la apuesta decidida de muchos paises ricos, las catastrofes naturales que vienen asolando zonas deprimidas, los regimenes politicos corruptos o ineficaces, la explotacion de los recursos ubicados en paises pobres por parte de multinacionales se obtiene un resultado previsible y desalentador. El empeño en la erradicación del hambre, de la pobreza extrema, no es renunciable, es una cuestion de dignidad que comprende a todos y cada uno y así al conjunto de la humanidad. Los recursos existen y solo la indiferencia y el egoismo de los satisfechos, su cruel ceguera mantiene en el sufrimiento a millones de seres igualmente plenos en derechos y dignidad.
Ahora es preciso de modo especialmente acusado que nuestra voz se alce con mayor claridad, que nuestro esfuerzo se redoble y nuestra conviccion no busque placebos donde adormecerse.
En esta linea hemos trabajado en este ejercicio que a continuación detallamo y por ese objetivo buscamos nuevos caminos constantemente así como reforzamos los emprendidos.
Trabajemos por ello.
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